¿Por qué es importante cuidar la postura al caminar?
Para envejecer con calidad de vida, resulta esencial mantenerse en movimiento y caminar constituye una fuente inigualable de beneficios para las personas mayores. ¿Por qué deberías esforzarte en mejorar tu forma de caminar?. Una buena postura al caminar puede ayudar a proteger los huesos y las articulaciones del dolor y las lesiones, reducir la fatiga y mejorar el equilibrio para mantenerse estables y en pie. Con la técnica adecuada, puedes reducir el riesgo de lesiones, mejorar tu equilibrio y disfrutar de cada paso con mayor seguridad.

Esto es lo que debes tener en cuenta al caminar:
Empieza con buenos zapatos
Un calzado adecuado brinda soporte, protección y amortiguación para los pies, lo que reduce el riesgo de lesiones, mejora la postura y ayuda a mantener el equilibrio mientras caminas. Al elegir tus zapatos, busca modelos que tengan un ajuste preciso, materiales de calidad y suelas que absorban el impacto. De esta forma, podrás cuidar tanto tu salud podal como tu alineación corporal y disfrutar de una marcha más cómoda a diario.
Mira hacia adelante y mantén la cabeza erguida
Dirigir la mirada unos 3 o 6 metros por delante te ayudará a detectar obstáculos y evitarlos. Dirigir la mirada unos metros por delante te ayuda a anticipar obstáculos y mejorar tu alineación corporal. Esto evita que encorves la espalda y, al mismo tiempo, fortalece los músculos del cuello, contribuyendo a una mejor postura general y brindando mayor estabilidad mientras caminas.
Evita encorvarte
Piensa en alargar tu columna al caminar para reducir la tensión en los músculos de la espalda. Al mantener la espalda erguida y los hombros relajados, distribuyes el peso de manera uniforme y disminuyes la tensión en la zona lumbar. Además, alargar la columna te ayuda a respirar mejor y a mejorar la estabilidad, haciendo que caminar sea más cómodo y seguro.
No te inclines hacia adelante o hacia atrás
Mantén la espalda en una posición neutral para prevenir tensiones innecesarias y evitar caídas. Si caminas en pendiente ascendente, inclínate ligeramente desde los tobillos, en lugar de doblar la espalda. Al ir cuesta abajo, intenta mantener la columna recta, trabajando la zona abdominal para sostener correctamente tu cuerpo y conservar el equilibrio.
Mantén los hombros relajados
Evita subirlos en exceso hacia las orejas y procura que estén alineados con el resto de tu cuerpo. Esto ayuda a liberar tensiones acumuladas, dejar que los brazos se muevan con mayor libertad y equilibrar la carga sobre la espalda, contribuyendo a una postura más estable y cómoda.
Activa tu zona abdominal
Imagina que llevas tu ombligo hacia la columna para restarle presión a los músculos de tu espalda. Al contraer los músculos del abdomen, proporcionas mayor estabilidad a tu torso y reduces el esfuerzo sobre la zona lumbar. Esto contribuye a mantener una postura erguida y a mejorar el equilibrio mientras caminas.
Balancea suavemente los brazos a los costados
Deja que el movimiento surja desde los hombros en vez de los codos, acompañando el paso de forma natural. Esto ayuda a mantener el equilibrio y la coordinación del cuerpo, reduciendo tensión en el cuello y la parte superior de la espalda.
Da el paso desde el talón hasta la punta del pie
Primero toca el suelo con el talón y luego recorre el arco del pie hasta llegar a los dedos. Este movimiento uniforme distribuye mejor el peso y disminuye la presión en las articulaciones, contribuyendo a una marcha más cómoda y estable.
Mantén la longitud de tu paso de forma natural
No intentes dar pasos más largos de lo que te resulte cómodo, así evitarás sobrecargar las piernas. Evita esforzarte para dar zancadas demasiado largas, ya que podrían generarte tensión innecesaria en las piernas y la espalda. Un paso equilibrado y cómodo te ayudará a conservar el ritmo adecuado y a sentir mayor estabilidad al caminar.
Sostén las caderas en una posición neutra
Evita inclinarlas demasiado hacia adelante o hacia atrás, de modo que el torso se mantenga estable y disminuya el riesgo de tensión en la parte baja de la espalda. Con esto, favoreces una correcta alineación del cuerpo y mejoras el equilibrio al caminar.
Caminar un poco más y con mayor frecuencia es maravilloso para tu salud, y un andador puede ayudarte a lograrlo. ¿Sabías que usar un andador puede darte la confianza y la fuerza para caminar más seguido?. Haz la prueba porque ¡cada paso cuenta!.

Mi nombre es Hugo Fernández, y llevo más de 20 años dedicándome al cuidado y bienestar de las personas mayores. Mi experiencia no solo proviene del ámbito profesional, sino también del personal, ya que he tenido el privilegio y la responsabilidad de cuidar a mis padres y a un tío durante años.