En una tarde de primavera, María, de 78 años, pasea tranquilamente por el parque con su andador con ruedas. Como ella, miles de personas mayores han descubierto que los andadores con ruedas para personas mayores representan mucho más que un simple apoyo para caminar. Son auténticos aliados que les permiten mantener su independencia y calidad de vida cuando la movilidad comienza a verse comprometida.
Beneficios de los andadores con ruedas para personas mayores
Los estudios científicos han demostrado que un andador bien adaptado puede transformar la vida de sus usuarios de múltiples maneras.
La seguridad es quizás el beneficio más inmediato. Los usuarios describen una sensación de mayor confianza al caminar, lo que reduce significativamente el miedo a las caídas. La posibilidad de sentarse en el andador cuando aparece mareo o fatiga es especialmente valorada. «Antes evitaba salir porque temía caerme y no encontrar dónde sentarme», comenta Antonio, de 83 años. «Ahora llevo mi propio asiento conmigo a todas partes».
La independencia recuperada es otro aspecto fundamental. Poder realizar actividades cotidianas como hacer la compra, transportar objetos o simplemente pasear sin depender de otros supone un enorme alivio para muchas personas mayores y sus familias. Esta autonomía contribuye a mantener una vida social activa, fundamental para el bienestar emocional.

La autoestima también se ve beneficiada. Una vez superada la fase inicial de adaptación, muchos usuarios experimentan un aumento de la confianza en sí mismos al recuperar capacidades que creían perdidas. Como explica Carmen, de 75 años: «Volver a poder ir sola al mercado me hizo sentir que recuperaba parte de mi vida».
Para pacientes con EPOC, los andadores han demostrado reducir la sensación de falta de aire y mejorar la distancia que pueden recorrer caminando, lo que supone una mejora significativa en su calidad de vida.
¿Quiénes utilizan andadores con ruedas?
Los principales usuarios de andadores son personas mayores de 65 años, con una mayor proporción de mujeres. Esto se explica tanto por el aumento de problemas de movilidad asociados a la edad como por la mayor esperanza de vida femenina.
Además de las personas mayores, también son utilizados frecuentemente por pacientes con enfermedades específicas como Parkinson, Alzheimer y otras demencias, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o personas en rehabilitación tras cirugías de cadera o rodilla.
Lo que más valoran los usuarios
Las investigaciones muestran que los aspectos más importantes para la satisfacción de los usuarios son la facilidad de uso, la comodidad, la seguridad y las dimensiones apropiadas.
La facilidad de uso es el factor más mencionado en los estudios. Un andador debe ser intuitivo y no requerir un esfuerzo excesivo para su manejo. Los usuarios valoran especialmente que sea fácil de maniobrar en diferentes entornos.
La comodidad es igualmente importante. La ergonomía del andador, especialmente la altura adecuada de los mangos y la comodidad del asiento, son fundamentales para un uso prolongado sin molestias.
En cuanto a la seguridad, los frenos deben ser eficaces y fáciles de accionar. La estabilidad del andador en diferentes superficies es crucial para evitar accidentes.
Las dimensiones del andador deben ser adecuadas para el entorno donde se utilizará. Un andador demasiado grande puede ser difícil de maniobrar en espacios reducidos como baños o pasillos estrechos.
Desafíos en el uso diario de andadores con ruedas para personas mayores
A pesar de sus beneficios, los usuarios de andadores enfrentan diversos obstáculos en su vida cotidiana. Las barreras arquitectónicas como escaleras, rampas empinadas, puertas pesadas o estrechas, alfombras y desniveles en el suelo representan verdaderos desafíos.
Muchos usuarios reportan tener que dejar el andador fuera de ciertas habitaciones o establecimientos por falta de accesibilidad. «En mi edificio no hay ascensor, así que tengo que dejar el andador en el portal y subir agarrándome a la barandilla», explica Josefa, de 81 años. «Es un momento de tensión cada día».
Las condiciones climáticas también influyen en el uso exterior. El invierno con nieve, hielo o hojas mojadas, o el otoño con hojas caídas, aumentan el riesgo de accidentes y limitan la movilidad de los usuarios.
El estigma social es otro obstáculo a superar. Algunos usuarios inicialmente rechazan el andador por considerarlo un símbolo visible de vejez o discapacidad. Sin embargo, los estudios muestran que la mayoría supera este rechazo al experimentar los beneficios prácticos. Como dice Pilar, de 79 años: «Al principio me daba vergüenza que me vieran con el andador, pero ahora pienso: ¿qué más da lo que piensen los demás si yo puedo seguir saliendo a la calle?»
Para personas con deterioro cognitivo, el uso del andador puede suponer una tarea compleja que requiere atención dividida, especialmente en situaciones como abrir puertas o sortear obstáculos.
La importancia de un buen servicio
Un aspecto frecuentemente olvidado es que el andador no es solo un producto, sino parte de un sistema que incluye servicios asociados. Los estudios destacan la importancia de recibir una formación adecuada sobre cómo utilizar correctamente el andador.
El ajuste personalizado es esencial. La altura de los mangos y otros ajustes deben adaptarse a las características físicas de cada persona. Un andador mal ajustado puede causar dolores de espalda, hombros o muñecas.
Las revisiones periódicas son fundamentales para garantizar el buen funcionamiento del dispositivo y adaptarlo a los cambios en las necesidades del usuario. Problemas como cables de freno sueltos, ruedas que se atascan o problemas de plegado afectan negativamente la experiencia de uso.
La disponibilidad de un servicio técnico accesible aumenta significativamente la satisfacción. Como comenta Manuel, de 85 años: «Mi andador se estropeó un viernes y el técnico vino a casa el sábado. No tuve que pasar ni un día sin poder salir».
Consejos para elegir el andador con ruedas para personas mayores adecuado
Si estás considerando adquirir un andador para ti o un familiar, ten en cuenta estos consejos prácticos:
Consulta a profesionales como fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales o médicos. Ellos pueden recomendar el modelo más adecuado según tus necesidades específicas y condición física.
Es fundamental probar varios modelos antes de comprar. Lo que funciona para una persona puede no ser adecuado para otra. Dedica tiempo a encontrar el que resulte más cómodo y manejable para ti.
Considera dónde vas a utilizar principalmente el andador. Si será en interiores, exteriores o ambos. Los andadores para exterior suelen tener ruedas más grandes para superar obstáculos con mayor facilidad.
Asegúrate de que la altura de los mangos sea ajustable para mantener una postura correcta. La altura ideal es aproximadamente la de tu muñeca cuando el brazo está extendido junto al cuerpo.
Comprueba los frenos. Deben ser fáciles de accionar y eficaces. Algunos modelos cuentan con frenos que se activan al presionar hacia abajo, lo que puede ser útil para personas con menos fuerza en las manos.
Si necesitas transportar el andador frecuentemente en coche, busca modelos ligeros y fáciles de plegar. El peso del andador es especialmente importante para personas con menos fuerza.
Considera la utilidad de accesorios como cestas para la compra, soportes para bastones o bandejas. Estos complementos pueden hacer tu día a día mucho más cómodo.
Un compañero para la vida
Los andadores con ruedas para personas mayores representan mucho más que un simple apoyo para caminar; son herramientas que pueden transformar la vida de las personas mayores o con problemas de movilidad, permitiéndoles mantener su independencia y participación social.
Como sociedad, debemos trabajar en la eliminación de barreras arquitectónicas y en la reducción del estigma asociado a las ayudas técnicas, entendiendo que la movilidad es un derecho fundamental para todas las personas, independientemente de su edad o condición física.
Recordemos que un buen andador, correctamente ajustado y utilizado, no es un símbolo de dependencia, sino una herramienta para la libertad y la autonomía. Como dice María mientras termina su paseo por el parque: «Mi andador no me limita, me libera. Me permite seguir siendo yo misma».

Mi nombre es Hugo Fernández, y llevo más de 20 años dedicándome al cuidado y bienestar de las personas mayores. Mi experiencia no solo proviene del ámbito profesional, sino también del personal, ya que he tenido el privilegio y la responsabilidad de cuidar a mis padres y a un tío durante años.